Cada día surgen nuevas campañas sobre el uso adecuado de la televisión, buscando que ésta nos deje de invadir diariamente con toda su basura, que detenga su influencia nefasta sobre nuestros jovenes. Es irónico que la gente esté constantemente criticando un medio que nadie le obliga a consumir, es tan simple como apagar o cambiar el canal para solucionarlo y para ello ya existe diversidad suficiente. Pero así somos, la cultura solía ser producto de un proceso investigativo que iba más allá de esperarla comodamente recostados en un sofá.

Depender de la televisión para formarse una visión del mundo o creer que ver el "Cazador de Cocodrilos" es ser ecologista, es sinceramente tener una capacidad intelectual cuestionable. El caso más patético es sin duda el de los padres que se preocupan más por la calidad de lo que sus hijos ven en televisión que por lograr que realicen actividades diferentes, claro, no les importa que pasen varias horas diarias frente al aparatico mientras éste los culturice (no queremos levantarnos del sillón para mostrarles otras herramientas). Esto es una forma en exceso descarada de delegar la educación de sus hijos a los medios, haciéndolos a una responsabilidad que nunca pidieron y a decir verdad, ¿Por qué habría de ser educativa la televisión si desde sus inicios fue creada como una gran plataforma publicitaria?.

Hay que aceptarlo, la televisión es un medio de comunicación con énfasis en el comercio. Sin despreciar la influencia que tiene ésta, ni mucho menos los esfuerzos encaminados a la televisión cultural, hay que ser claros, a algunos no nos interesa aprender de la televisión y queremos ver tonterías, si no está de acuerdo, la solución es muy simple: Apáguelo y haga algo útil con su vida en vez de estar quejándose.