Manual del seudointelectual: Televisión
Aléguele a Galo
Luego de un corto receso ha regresado la guía para demostrar a los demás su "superioridad cultural". En esta tercera parte del manual del seudointelectual hablaremos del enemigo de muerte: la televisión. Todo seudointelectual debe odiarla y repudiarla. Siempre que el tema se trate debe dejar muy claro que usted no ve televisión y que solamente la usa para que no se vea tan vacía la sala o la alcoba. No olvide referirse a ella en términos como "caja idiota", "máquina de alienación", o elemento de adoración de la sociedad de consumo. Por alguna extraña razón usted conocerá de televisión, sabrá el nombre del algunos actores y sabrá en qué van las novelas y los realities más vistos, pero para ello tiene una disculpa: con toda la gente hablando de esas estupideces lo obligan a uno a saber del tema.
Recuerde que la televisión debería ser exclusivamente para educar, reemplazando a los padres y al colegio, y que se prostituye en la medida en que tiene rating. Por tal motivo debe defender la televisión cultural, pero atacar toda propuesta que se haga al respecto diciendo que está llena de pretensiones y omisiones, y que se ha vendido al mercado consumista. Finalmente, recuerde que la televisión no sólo es mala sino que es la responsable de todos los males de toda la sociedad. Puede echarle la culpa de la violencia que vive el país, de la falta de valores, de la desunión en las familias, de los niveles de pobreza que se viven en el país, del efecto invernadero, de las goteras de la casa, entre otros males reales o inventados.
Recuerde que la televisión debería ser exclusivamente para educar, reemplazando a los padres y al colegio, y que se prostituye en la medida en que tiene rating. Por tal motivo debe defender la televisión cultural, pero atacar toda propuesta que se haga al respecto diciendo que está llena de pretensiones y omisiones, y que se ha vendido al mercado consumista. Finalmente, recuerde que la televisión no sólo es mala sino que es la responsable de todos los males de toda la sociedad. Puede echarle la culpa de la violencia que vive el país, de la falta de valores, de la desunión en las familias, de los niveles de pobreza que se viven en el país, del efecto invernadero, de las goteras de la casa, entre otros males reales o inventados.