Existe un gran número de prácticas que consideramos como mínimo inadecuadas. Algunas hasta son barbáricas. Quienes la cometen no tienen forma de defenderlas. Sin embargo, existe una frase mágica, una frase que hace que no necesiten defensa: Es la tradición. Esta forma de negar el progreso, el avance, de evitar condenar acciones totalmente reprochables y permitir su realización es uno de los grandes males que rodean a nuestra sociedad. Por el contrario, muchas cosas que no le hacen daño a nadie y que por el contrario pueden ser enriquecedoras son negadas de tajo con otra frase mágica: Eso va en contra de nuestras tradiciones, nuestra cultura y nuestra idiosincracia.

Uno de los ejemplos es la forma en que algunos hacen que sus hijos varones tomen desde muy pequeños porque "los hombres bebemos" o los obligan a ir a misa y a seguir con una serie de ritos religiosos contra su voluntad porque "es la tradición". Y ni qué decir de algunos colegios que obligan a los estudiantes a llevar "un corte de pelo clásico" (hay una sentencia de la Corte Constitucional que prohibe obligar a los colegios obligar a los alumnos a cortarse el pelo pero la tradición está por encima de la constitución). Igualmente se defiende la tauromaquia, las peleas de gallos y todo tipo de actos de crueldad hacia los animales con ese pretexto. Se defiende también el trabajo de chamanes y curanderos y sus "sanaciones" que hasta ahora no han probado su efectividad poniendo a la tradición por encima de la salud de la gente. Incluso la defensa de la tradición algunos están aprueban que tribus indígenas amputen el clítoris a las adolescentes. Seguramente al condenar esta práctica, los descendientes de los sanguinarios españoles estamos cometiendo un atropello contra los aborígenes.

Por otro lado, nuevas tendencias, nuevas formas de pensar son vistas como una amenaza, y más si vienen de otro país (léase Estados Unidos). Es así como la música, la ropa o diferentes formas de pensar son rechazadas porque atentan contra nuestras tradiciones y son un atentado contra la colombianidad (sea lo que sea que eso signifique). Es frecuente que cuando un músico colombiano o cualquier artista nacional ve disminuidas sus ventas salga con el típico "es que esos jóvenes de ahora con ese "rot" y esa música metálica que les mata el cerebro no aprecian nuestras tradiciones colombianas". Aparte de eso muchos de los problemas que tienen algunas obras de infraestructura se deben a que modifican la forma tradicional de interactuar de las personas (pues para eso se hacen) y al desarraigo que pueden producir entre quienes viven cerca de ellas. O como aquellos que acercar a los indígenas a la ciencia y tecnología o enseñarles español e inglés es exterminarlos porque eso atenta contra sus tradiciones. No se puede defender algo por el simple hecho de "ser una tradición", como tampoco se puede satanizar algo porque "va contra las tradiciones". Toda acción debe ser analizada por sus causas y consecuencias y por las ventajas y desventajas que ella conlleva.